ENTRE SANDIAS Y HUIPILES
Existe un mural imponente en Palacio Nacional, la vida de los aztecas en el mercado de Tlatelolco recobraba vida gracias al maestro y experto hacedor de murales mexicanos, Diego Rivera. A treinta minutos del centro de la ciudad de México existe el encantador Coyoacan, uno de los más antiguos rincones de la ciudad y donde vivía Diego con su leal compañera, Frida Kahlo. Durante 26 años ocuparon esa hermosa Casa Azul, donde Frida nació y creció a lado de sus hermanas y su querido padre, Wilhelm Kahlo hombre de origen húngaro-alemán y por el que claramente hace referencia a sus raíces en su obra maestra “Las dos Fridas” obra que se expone en el Museo deArte Moderno de la Ciudad de México.
La casa habla a través de cada sala, cada rincón, cada objeto y habitación, nos susurra al oído a una Frida imaginativa, creativa y con un gran amor por la pintura y arte popular mexicano. En cada retrato nos deja ver que era mujer que encarnaba al resplandor nacional, vistiendo bellos trajes indígenas y regionales de México. Siempre he admirado la distinción y belleza de esas prendas. Huipil de origen prehispánico, flores de colores y listones rojos, rosas, azul turquesa, verde jade, todos dan vida a un México esplendoroso y vive en la voz de Zandunga “ Ataviadas con vistosos trajes, las tehuanas bailan airosas” y en los tonos de Lilla Downs, baila mi mente al ritmo de las manos artesanas del Istmo de Tehuantepec, de Oaxaca, de Chiapas. Artesanas zapotecas y mazahuas que muestran el amor por el color en la dicha de la expresión de preciosos bordados hechos a mano y con el corazón.
Frida, como Rembrandt o Van Gogh, hablaba con autorretratos, nos muestra en cada uno lo original de su rostro enigmático, con una actitud estoica sale airada del sufrimiento como ese impresionante autorretrato “La columna rota” (1944) en el que a pesar del tormento y la mirada envuelta en halos de terrible tristeza, continua en pie, imperturbable. Aunque su obra no sólo retrata tortura y desolación pues podemos percibir también mucha vida, representada en los colores de frutas o animales, propios de la flora y fauna mexicana. El último de sus cuadros se llama Viva la vida, roja la sandía, calada con el verde claro y otra más en verde oscuro de sus cáscaras en ella dejaba como despedida una declaración de amor por la vida.
Diario Autorretrato íntimo de Frida Kahlo es un libro con la reproducción literal del Diario de FridaKahlo, vale la pena leerlo pues en el descubres además de la magia del colorido de la mente de esta artista del siglo XX, la transcripción del diario por Sara Lowe y la extraordinaria aportación de Carlos Fuentes en su introducción.
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